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Tiempo de Reacción: la clave en la gestión de vulnerabilidades

Foto del escritor: Equipo SABYKEquipo SABYK

En el campo de la ciberseguridad, el tiempo es más que oro: es la diferencia entre prevenir un ataque o sufrir graves consecuencias. La gestión de vulnerabilidades no solo consiste en identificar puntos débiles, sino en actuar rápidamente para minimizar riesgos. En este artículo, recuperando la charla con Pablo Giordano, CTO de HackNoid, exploramos cómo reducir el tiempo de exposición es esencial para fortalecer la ciberseguridad de cualquier organización. 


Detección: el primer paso del proceso 


La detección de vulnerabilidades es el inicio del camino. Herramientas de escaneo y análisis permiten identificar configuraciones débiles, softwar e desactualizado o contraseñas predeterminadas que ponen en peligro las redes. Sin embargo, detectar no es suficiente. "La detección es la punta del iceberg", menciona Giordano. Lo verdaderamente relevante es lo que sigue: priorizar y remediar. 


El Problema del tiempo de exposición 


El tiempo de exposición a una vulnerabilidad es crítico. Cuanto más tiempo transcurre desde su detección hasta su remediación, mayor es el riesgo de que un atacante la explote. Giordano enfatiza que es común encontrar organizaciones que realizan análisis esporádicos, dejando lapsos de meses entre cada revisión. Esta inacción permite que las vulnerabilidades permanezcan abiertas durante largos periodos, exponiendo a las empresas a mayores amenazas. 


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Automatización: reduciendo los plazos 


Una de las soluciones más efectivas para minimizar el tiempo de reacción es la automatización. Implementar herramientas automatizadas permite: 


  • Escaneos continuos: Detectar vulnerabilidades en tiempo real. 

  • Priorización dinámica: Identificar qué fallos requieren atención inmediata, basándose en factores como criticidad, impacto y facilidad de explotación. 

  • Optimización de recursos: Reducir la carga de trabajo de los equipos de TI, quienes muchas veces no pueden procesar manualmente grandes volúmenes de datos. 


HackNoid, por ejemplo, ha desarrollado algoritmos que unifican criterios internacionales como CVSS y EPSS con datos internos, ayudando a las organizaciones a enfocar sus esfuerzos donde más importa. 


La prioridad correcta, el momento correcto 


El volumen de vulnerabilidades puede ser abrumador. Según Giordano, en promedio, una empresa con 400 equipos puede generar 3,000 alertas, de las cuales un 10% suelen ser críticas. Priorizar no solo depende del valor del activo afectado, sino también del contexto. ¿La vulnerabilidad está siendo activamente explotada? ¿Hay un exploit disponible? Estos factores deben integrarse en el proceso de decisión. 


De la prioridad a la acción 


Remediar vulnerabilidades puede variar desde simples configuraciones hasta complejas actualizaciones de software. Algunas acciones, como cambiar contraseñas predeterminadas, pueden realizarse en minutos, mientras que otras, como parches en sistemas críticos, requieren meses de planificación. 

Aquí es donde la comunicación y la coordinación entre equipos se vuelven fundamentales. Generar listas de tareas claras y priorizadas, basadas en el tiempo disponible y el impacto potencial, asegura que los equipos de TI puedan actuar de manera eficiente y efectiva.

 

No todo se puede reparar: aceptando la realidad 


Es prácticamente imposible alcanzar el 100% de seguridad en una red. Siempre habrá vulnerabilidades nuevas y dispositivos conectados que representen riesgos. La clave está en mantener un equilibrio. En lugar de enfocarse en eliminar todas las alertas, las métricas deben centrarse en la velocidad de remediación de las vulnerabilidades críticas y en la reducción del riesgo general. 


Conclusión: hacia una seguridad ágil y eficiente 


La gestión de vulnerabilidades no es solo una tarea técnica; es una estrategia integral que requiere rapidez, priorización y colaboración. Con procesos automatizados, una priorización inteligente y un enfoque en reducir el tiempo de exposición, las organizaciones pueden mantenerse un paso adelante de los atacantes. 

Como concluye Giordano: "Con un poco de orden y herramientas adecuadas, es posible alcanzar niveles aceptables de seguridad sin enloquecer a los equipos de TI". 


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